Jesús, María y José,
Lorenzo, detén el corazón de mis enemigos,
que quiero hablar con ellos.
Jesucristo habla y responde por mi
Jesucristo me saque de este cuidado por siempre
Amén.
Este es la Oración de la Santa camisa,
la del hijo de Dios vivo,
ésta es la que pongo yo
en contra de mis enemigos;
pies traigan y no me alcancen,
hierros y no me hieran,
nudos y no me aten.
Por las tres coronas del Patriarca Abrahán,
a quien ofrezco esta Oración,
en unión de mi persona,
que vengan mis enemigos tan mansos a mi,
como fue Jesucristo
al madero de la Cruz.
San Idelfonso, bendito,
confesor de Nuestro Señor Jesucristo,
bendijiste la hostia y el cáliz en el altar,
bendice mi cama, mi cuerpo,
mi casa y todo su alrededor,
líbrame de brujas, hechiceros
y de hombres y mujeres de malas intenciones.
Amén, Jesús, María y José.
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